Ya he escrito en varias ocasiones sobre los créditos rápidos, pero sigue siendo un tema que genera multitud de dudas y consultas entre mis clientes y alumnos. En talleres y cursos, cuando hablo de mi método para la gestión de la economía familiar, aconsejo no incurrir en un endeudamiento excesivo y, siempre que se pueda, comenzar a amortizar anticipadamente los préstamos, comenzando por los más caros.
También he ofrecido en varias ocasiones consejos para evitar tener que recurrir a este tipo de créditos, como por ejemplo en mi artículo Necesito dinero, ¿qué opciones tengo?
No obstante, son muchas las familias que tienen necesidades puntuales de dinero y que, debido al endurecimiento del acceso a préstamos en las entidades financieras tradicionales, ven como única alternativa recurrir a este tipo de créditos rápidos. Suelen concederse con pocos trámites y de forma muy rápida, pero entrañan un peligro tremendo si se incurre en impagos. Aparte de ello, algunos tipos de delincuencia se han escudado es estos productos para estafar a familias desesperadas tal y como expliqué en mi artículo La trampa de los créditos rápidos, donde colgué un vídeo del equipo de investigación de La Sexta en el que se veían algunos ejemplos de estas prácticas.
Por ello, voy a recordar algunos consejos importantes para todas aquellas familias que están pensando en recurrir a un crédito rápido para financiarse.
1. Las prisas no son buenas consejeras. Evidentemente, si estamos pensando en recurrir a un crédito rápido es porque tenemos una necesidad acuciante de dinero, pero debemos tomarnos nuestro tiempo. Si actuamos con prisa, es muy probable que no tomemos las decisiones correctas.
2. No dejarse llevar por la publicidad. Nos bombardean por todas partes con ofertas de dinero rápido y fácil: en el buzón, en la TV, a través de un SMS en el móvil, por internet... Son ofertas que pueden parecer irresistibles, acceso fácil y con pocos trámites a una cantidad de dinero que necesitamos de manera urgente. Está bien recibir la información, pero no tomaremos ninguna decisión basada exclusivamente en el mensaje publicitario. Suelen incidir en las ventajas, pero esconden o camuflan las desventajas.
3. Es primordial buscar distintas alternativas y estudiar bien sus condiciones para elegir la que mejor nos encaje. Cuestiones importantes a comparar son: el tipo de interés que nos ofrecen, las comisiones que nos van a cobrar y las condiciones, avales y demás garantías asociadas que lleva el préstamo. Aconsejo buscar como mínimo 5 ofertas y elaborar una tabla comparativa. Sólo así nos garantizamos tomar la mejor decisión. En caso contrario, tendremos una nube de información en nuestra cabeza y es probable que nos dejemos llevar por cuestiones colaterales. Para esta tarea nos pueden ayudar algunos portales de internet que hacen este trabajo por nosotros, comparando las condiciones de diferentes préstamos rápidos y ordenándolos en función de su coste. También podemos encontrar portales que nos ofrecen una opinión crítica sobre estos créditos basados en experiencias de usuarios, explicando sus condiciones y ofreciendo alternativas.
4. Es recomendable calcular siempre la cantidad final que vamos a pagar. Muchas veces nos fijamos sólo en el importe del préstamo y las cuotas mensuales, pero no nos paramos a pensar cuánto dinero acabaremos pagando al final de la operación. Si lo hiciéramos, nos daríamos cuenta del pozo tan profundo y oscuro que implican estos créditos rápidos. Pongo un ejemplo real sacado hoy mismo de una entidad cuyo nombre omito pero que ofrece condiciones similares a muchas otras: Pedimos un préstamo de 6.000 euros a devolver en 5 años (60 meses) y tenemos que pagar cuotas de 197 euros. Es decir, nos prestan 6.000 euros y nosotros acabaremos devolviendo 11.820 euros. ¡Casi el doble!
4. Es recomendable calcular siempre la cantidad final que vamos a pagar. Muchas veces nos fijamos sólo en el importe del préstamo y las cuotas mensuales, pero no nos paramos a pensar cuánto dinero acabaremos pagando al final de la operación. Si lo hiciéramos, nos daríamos cuenta del pozo tan profundo y oscuro que implican estos créditos rápidos. Pongo un ejemplo real sacado hoy mismo de una entidad cuyo nombre omito pero que ofrece condiciones similares a muchas otras: Pedimos un préstamo de 6.000 euros a devolver en 5 años (60 meses) y tenemos que pagar cuotas de 197 euros. Es decir, nos prestan 6.000 euros y nosotros acabaremos devolviendo 11.820 euros. ¡Casi el doble!
5. Muy relacionado con esto está el tema del tipo de interés. Para saber qué préstamo es más económico, debemos compararlos utilizando la TAE. En alguna publicidad nos esconden esta información, en otras nos dan el TIN, es decir, la tasa de interés nominal. Y muchas veces, ni siquiera en términos anuales, sino mensuales o diarios. Por ejemplo, nos dicen que "tan sólo vamos a pagar el 2% de interés mensual... Para poder establecer una comparativa entre diferentes ofertas, es clave conocer la TAE (tasa anual equivalente), que además de estar formulada en términos anuales, incluye todos los intereses y gastos asociados. Es muy habitual entre este tipo de créditos encontrar TAEs superiores al 20 ó 25%.
6. Cuidado con la letra pequeña. Con toda seguridad allí habrá información y cláusulas importantes que afecten de manera decisiva a las condiciones de la operación. Debemos leerlas siempre.
6. Cuidado con la letra pequeña. Con toda seguridad allí habrá información y cláusulas importantes que afecten de manera decisiva a las condiciones de la operación. Debemos leerlas siempre.
7. Nunca debe firmarse una operación de este tipo sin haber leído y comprendido bien todas las condiciones. Esta recomendación, que deberíamos hacer extensible a todas las cosas que firmemos en nuestra vida diaria, es especialmente importante en este caso, pues a posteriori el incumplimiento de lo que hemos firmado hará que -a efectos legales- poco tengamos que reclamar. Las implicaciones de no cumplir un acuerdo firmado serán siempre perjudiciales para nosotros. Hasta en los casos de estafas y engaños manifiestos, cuesta mucho poder demostrar que no se habían comprendido los términos del acuerdo y no es fácil que eso derive en la nulidad del mismo. Si, una vez leído (varias veces si fuera necesario) vemos que se escapa a nuestro conocimiento o no entendemos bien las implicaciones que nos va a traer, deberemos recurrir a un profesional que nos asesore. Incurrir en este gasto extra puede salirnos rentable si, a cambio, evitamos meter la pata de forma grave en una operación financiera.
8. Nunca deberíamos incurrir en un préstamo sin tener antes un plan claro y realista de cómo vamos a devolverlo. No debemos engañarnos a nosotros mismos, pedir un préstamo para financiar nuestro día a día es una mala solución, como se suele decir, pan para hoy y hambre para mañana. Puede tener sentido para ciertos gastos inesperados y extraordinarios, pero siempre que veamos claramente que podemos hacer frente al pago de las cuotas.
9. Para ello nos puede ayudar elaborar un presupuesto familiar pues tendremos una herramienta muy útil para planificar nuestros gastos, anticiparnos a las necesidades extraordinarias de capital y estudiar cómo hacerles frente. Lo mejor es hacer este presupuesto por escrito, la herramienta es lo de menos (podemos usar una plantilla de Excel, una aplicación informática o papel y lápiz). La clave es mantener un equilibrio entre cobros y pagos que nos permita ahorrar mes a mes y no volver a incurrir en mayores necesidades de financiación. Puedes encontrar consejos sobre cómo elaborar un presupuesto familiar en este artículo.
8. Nunca deberíamos incurrir en un préstamo sin tener antes un plan claro y realista de cómo vamos a devolverlo. No debemos engañarnos a nosotros mismos, pedir un préstamo para financiar nuestro día a día es una mala solución, como se suele decir, pan para hoy y hambre para mañana. Puede tener sentido para ciertos gastos inesperados y extraordinarios, pero siempre que veamos claramente que podemos hacer frente al pago de las cuotas.
9. Para ello nos puede ayudar elaborar un presupuesto familiar pues tendremos una herramienta muy útil para planificar nuestros gastos, anticiparnos a las necesidades extraordinarias de capital y estudiar cómo hacerles frente. Lo mejor es hacer este presupuesto por escrito, la herramienta es lo de menos (podemos usar una plantilla de Excel, una aplicación informática o papel y lápiz). La clave es mantener un equilibrio entre cobros y pagos que nos permita ahorrar mes a mes y no volver a incurrir en mayores necesidades de financiación. Puedes encontrar consejos sobre cómo elaborar un presupuesto familiar en este artículo.
10. Una vez elegida la entidad y formalizado el préstamo, debemos ser conscientes de la importancia de cumplir con el pago de las cuotas. Estas entidades viven de esto y no se van a andar con miramientos a la hora de un impago. Lucharán por sus intereses y harán cumplir lo pactado hasta sus últimas consecuencias. Por ello debemos conocer las implicaciones que tiene dejar de pagar un préstamo. Tal y como nos explican en la web Finanzas para Todos, el impago de un préstamo personal puede ocasionar el embargo de bienes (vivienda, coche, cuentas bancarias, parte de la nómina...). Además, si en la operación había avalistas, estas personas tendrán que responder de forma solidaria de todas las deudas pendientes.
En definitiva, y a modo de conclusión, nunca debemos tomarnos la solicitud de un crédito rápido a la ligera, son operaciones importantes, con un coste financiero elevado y que nos pueden acarrear muchos problemas si incumplimos lo firmado. Las claves para salir airosos son: informarse, comparar para elegir bien, entender la operación antes de firmarla y tener un plan claro y realista para devolver el préstamo.