lunes, 1 de julio de 2013

Los semáforos de la economía doméstica

Tal y como explicaba en uno de mis primeros artículos, uno de los primeros pasos para lograr una economía saneada es conocer cuál es nuestra situación actual. Para ello recomendaba llevar un control diario de todos nuestros gastos y elaborar un presupuesto familiar.


En esta ocasión vamos a ver una herramienta muy sencilla y práctica para, partiendo de datos básicos sobre nuestra economía, saber si nuestra situación es buena, regular o mala. También nos permitirá fijar un objetivo concreto y cuantificable y ver si con el paso del tiempo nos acercamos a él o, por el contrario, nos vamos alejando.

Se trata de tres cálculos muy básicos partiendo de datos que, en principio, deberíamos conocer. Si no es así, el primer paso sería recabar la información necesaria siguiendo por ejemplo los consejos de mi artículo sobre la elaboración del presupuesto familiar


CAPACIDAD DE AHORRO
El primer semáforo que calcularemos es nuestra capacidad de generar ahorro. Se calcula restando ingresos menos gastos anuales y dividiendo el resultado entre los ingresos. Finalmente el resultado lo multiplicamos por 100. El resultado lo interpretamos como el porcentaje en que los ingresos superan a los ahorros o, dicho de otra manera, la proporción de ingresos que van destinados al ahorro.



Esta debería ser nuestra principal prioridad: conseguir cierto nivel de ahorro mes a mes o, al menos, en el conjunto del año. Si no generamos ahorro, seremos incapaces de dar los siguientes pasos. 

Evidentemente, si no somos capaces de ahorrar, estaremos por debajo del 0% y en la fase roja del semáforo. Lo ideal es conseguir una capacidad de ahorro superior al 15%. 


NIVEL DE ENDEUDAMIENTO
El siguiente semáforo hace referencia al nivel de deudas que estamos asumiendo. Para ello en primer lugar hay que tener claro qué préstamos y deudas en general hemos asumido. En base a eso calcularemos el nivel de endeudamiento dividiendo la suma de todas las cuotas anuales entre los ingresos. El resultado mide la proporción de ingresos que va destinada a pagar deudas.



Deberíamos intentar por todos los medios no alcanzar un nivel excesivo de endeudamiento, en todo caso por debajo del 35%. Mi consejo sería destinar parte del ahorro a reducir deudas, empezando siempre por las más gravosas (aquellas por las que pagamos un TAE superior). De esta forma iremos bajando poco a poco nuestro nivel de endeudamiento.


FONDO DE EMERGENCIA
El tercer semáforo es el fondo de emergencia, que mide el tiempo que podríamos aguantar sin una fuente de ingresos. Se calcula dividiendo todos nuestros activos líquidos a corto plazo (es decir, dinero en cuentas corrientes, depósitos y productos de ahorro con alta liquidez) entre los gastos medios mensuales multiplicados por un factor de corrección. Este factor depende de la situación familiar, pero genéricamente podemos utilizar un 0,8.



La interpretación del resultado sería el número de meses que podríamos mantener un cierto nivel de vida similar al actual si de repente desaparecieran nuestros ingresos. Dicho de otra manera, mide la distancia a la que nos encontramos del desastre financiero.

Ni qué decir tiene que nuestro objetivo sería lograr un fondo de emergencia suficiente como para podernos mantener el tiempo suficiente hasta conseguir nuevos ingresos. Lo que ocurre es que en la situación actual, con la incertidumbre sobre la estabilidad laboral por las nubes, cualquier cantidad podría resultar insuficiente. En todo caso, podríamos dar por bueno un fondo de emergencia de entre 6 y 12 meses complementado con ahorros adicionales en otro tipo de inversiones más a medio-largo plazo.


Bien, calculando estos tres indicadores tendremos ciertas pistas sobre nuestra situación económica actual y, como decía anteriormente, podremos ir evaluando nuestros progresos.

IMPORTANTE: no tienes que ver esto como algo engorroso y complicado. Tampoco debes desesperarte si te ves lejos de conseguir resultados positivos. Los pasos para salir de una situación económica complicada son estos:
1º) Conoce tu situación. No te engañes ni intentes cerrar los ojos. Coje papel y lápiz y calcula estos ratios.
2º) Fíjate objetivos: ¿a dónde deseas llegar en lo personal y en lo económico? No divagues, ves a lo concreto.
3º) Elabora un plan de acción para salir del agujero. ¿Qué pasos estás dispuesto a dar para cambiar la situación? Haz un listado de tus compromisos y cúmplelos.

Por tanto, da el primer paso, deja de leer y calcula estos tres ratios. Los objetivos mínimos ya te los he marcado. Tómalos como algo general, pues debes adaptarlos a tu situación concreta.
- Ahorra como mínimo un 10-15% de tus ingresos anuales.
- Dedica parte de eses ahorro a reducir tu nivel de endeudamiento empezando por amortizar las deudas más costosas.
- El resto del ahorro dedícalo a reunir un fondo de emergencia que te dé cierta tranquilidad financiera frente a situaciones imprevistas.

Ahora es tu turno. ¡Adelante!