Una de las grandes estafas que han estado (y están) sufriendo muchas familias es el acceso rápido y fácil a créditos de pequeño importe que -aparentemente- les permiten salir de una situación complicada pero que, en realidad, se convierten en el principio de una pesadilla.
Las consecuencias suelen ser la generación de una espiral de endeudamiento con intereses que llegan a superar el 25% y que terminan generalmente en la pérdida de las garantías que están avalando el préstamo (muchas veces su propia vivienda).
Estas prácticas encuentran su caldo de cultivo en personas con bajos o nulos conocimientos financieros y -salvo casos puntuales que traspasan los límites- suelen están amparadas por la ley. Por tanto, poco o nada se puede hacer una vez se ha formalizado la operación.
Por ello, la clave para protegerse de estas prácticas radica en:
1) Intentar mantener en el día a día una situación saneada, evitando incurrir en gastos que no podemos asumir.
2) No solicitar nunca un préstamo si no tenemos antes un plan claro y realista para devolverlo.
3) No aceptar ni firmar sin antes haber leído y comprendido bien los detalles de la operación. En caso necesario, pedir ayuda a un profesional que nos asesore.
4) Intentar ir adquiriendo nociones básicas sobre economía familiar. Hoy es fácil encontrar bibliografía sobre este tema y hay además abundante información en la web en páginas como esta y similares. También se realizan en algunas ciudades talleres prácticos sobre economía doméstica.
En todo caso, la clave para evitar vernos en esta situación es remontarnos al origen: ser disciplinado en el día a día y seguir un método que nos permita una gestión eficaz de nuestra economía doméstica para no vernos en la necesidad de endeudarnos más de lo necesario. Más información en este otro artículo.
Podemos ver en el siguiente vídeo el drama que supone para muchas familias caer en las redes de los préstamos envenenados. Es un programa del Equipo de Investigación de La Sexta.
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