Os presento una breve descripción -a modo de ejemplo- de algunos de los perfiles de familias con las que he trabajado recientemente. Todas ellas tienen ahora una economía doméstica saneada.
- Pareja joven, ambos con trabajo, acaban de ser padres y se ven desbordados por la avalancha de gastos que supone tener un nuevo miembro en la familia.
- Familia de 3 miembros que busca ayuda para adaptar su economía a los recortes, pues llegan cada vez con más dificultad a fin de mes.
- Matrimonio de jubilados que, tras toda una vida ayudando a sus hijos, tienen problemas para vivir de su pensión.
- Autónomo que tiene dudas sobre la viabilidad de su negocio ante los crecientes gastos e impuestos que tiene que asumir.
- Familia de 4 miembros, el cabeza de familia es despedido del trabajo y esto provoca una reducción drástica en los ingresos del hogar.
- Persona soltera de mediana edad que siempre ha vivido al día y se encuentra que pasa el tiempo y no dispone de ahorros con los que hacer frente al futuro o posibles imprevistos.
- Pareja sin hijos, ambos trabajando. Viven desahogadamente, sin preocupaciones económicas. Tienen unos contratos de servicios y suministros con mucho margen de mejora y nunca se han preocupado por renegociarlos o buscar alternativas.
- Familia de 4 miembros, los dos adultos trabajando con salarios medio-altos. Sin embargo su alto nivel de vida hace que tengan que recurrir constantemente al uso de tarjetas de crédito y diferentes préstamos para hacer frente a todos sus gastos.
- Empresa del sector servicios, la crisis ha ocasionado una bajada importante de sus ventas y los ajustes han afectado a la remuneración de la plantilla. Se organiza un seminario que ofrece a los trabajadores asesoramiento para sanear su economía familiar y pautas para adquirir buenas prácticas en la organización de sus finanzas domésticas.